sábado, 6 de diciembre de 2008


Las evaluaciones por parte de terapeutas ocupacionales especializados en integración sensorial revelan que muchos niños diagnosticados con trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) son hipersensibles al tacto (Roley, Blanche, Schaaf, 2001). Las investigaciones de la Dra. Lucy Miller, terapeuta ocupacional estadounidense, revelan que TDAH y TPS son efectivamente dos diagnósticos distintos, pero que frecuentemente coexisten. En su estudio de 2.410 niños previamente diagnosticados con TPS o TDAH, encontró que el 60% de dichos niños padecía en realidad ambos trastornos.


La teoría de Ayres se centra en el papel que desempeñan el sistema táctil, el sistema propioceptivo y el sistema vestibular en el desarrollo.


Cada individuo debe interpretar adecuadamente la información sensorial que le llega al SNC, tanto del entorno como del propio cuerpo, para planificar acciones adaptadas a las exigencias del ambiente.

Aunque la Teoría de la integración sensorial tiene en cuenta todos los sistemas sensoriales, se centra especialmente en tres: el sistema táctil, el sistema propioceptivo y el sistema vestibular (Bundy, Lane, Murray, 2002).


Igualmente cabe destacar que las conductas de auto-estimulación (mecerse, meterse cosas en las boca, etc.) y de auto- agresión (morderse, pegarse, darse cabezazos, etc.) son frecuentemente un claro signo de un problema en el procesamiento sensorial (Reisman, Hanschu, 1992).


Los estudios de la Dra. Miller revelan que los niños diagnosticados con Síndrome X-frágil y autismo, niños que frecuentemente muestran conductas de auto-estimulación, en gran número de casos, también padecen TPS. La detección precoz de un TPS resulta primordial para prevenir repercusiones en el aprendizaje, en la auto-estima y en las relaciones sociales.